lunes, 18 de enero de 2010

i got you under my skin

Te tengo bajo mi piel.

Por eso cada vez que te echas a andar, yo doy esos mismos pasos.

Pero si tú lloras, yo me deshago, me derrito hasta fluir alcantarilla abajo.

Si tú gritas desesperadamente, yo me quedo sin respiración.

Si tú te derrumbas, yo me hago polvo, ceniza.

Si tú no haces más que dormir, porque es lo que más se asemeja a estar muerta, yo me quedo sin aliento de vida, se me hiela el corazón.

Si tú sales corriendo, yo siento estar desplazado al otro lado del mundo.

Si te alejas, una enorme brecha, un abismo se va abriendo a mis pies.

Si tú dices cosas desgarradoras, yo percibo como un escalpelo me va abriendo lentamente por la mitad.

Si te rindes, yo ya soy esa toalla en el suelo.

Si desesperas, yo me ahogo en la desolación.

Si te abandonas, yo estoy desterrado en un árido desierto.

Si te sientes abandonada, yo percibo como un enorme y frío cristal me impide acudir a ti.

Si te sientes vacía, yo me quedo hueco, seco por dentro.

domingo, 3 de enero de 2010

on friendship

A veces los momentos de amistad, dejan tal feliz embriaguez emocional a causa de la empatía, que cuándo se pasa esa ebriedad, la resaca deja paso a una melancolía, una añoranza por una constante alegría de compartir esos momentos tan especiales. La amistad es como un colocón fantástico, que le saca a uno del mundo y expande los sentidos, nos relaja, nos hacer sonreír, nos hace viajar, nos hace querer con locura. La amistad en cierta forma te apasiona por las personas. Y sobre todo, te apasionan esos momentos puntuales, que son como pequeños tesoros que se van acumulando en la memoria.